Comentario para Radio Educación 1060 AM del Sabado 25 de septiembre de 2009, 14:30.
Jorge Meléndez Preciado.
Mal, en serio, les ha ido a los designados por Felipe Calderón para atender asuntos vitales en el país. Agustín Carstens tuvo que repetir tres veces la protesta acerca de su designación, fue amonestado por cómo maneja las finanzas públicas y su imprevisión ante la terrible debacle que padecemos. Arturo Chávez doble no supo responder nada adecuadamente, menos aún el inquisitivo cuestionario que le hizo oír el senador Pablo Gómez. Ernesto Codero quiso presumir logros en varios rubros sociales, dejando pendiente algo fundamental: explicar por qué cinco millones de nacionales ingresaron a la categoría de pobres en esta administración, cifra que eleva a 50. 6 millones el número de paisanos hambrientos.
Pero no habíamos visto lo más grave. Al presentarse ante los diputados el encargado de la policía federal, Genaro García Luna, no sólo fue zarandeado por perredistas, priistas y otros grupos sino que aguantó callado un debate entre legisladores. Y silencioso y contrito escuchó como Porfirio Muñoz Ledo, el que pretende reformar al sistema hace años, le dijo invitado de piedra e incluso exigió su renuncia.
García Luna es un hombre muy cercano a Los Pinos, tanto que fue apoyado en su diferendo con el ex procurador, Eduardo Medina Mora, quien espera impaciente ser nombrado embajador en Inglaterra. Además, el que se encarga de los operativos contra el narcotráfico y otros delitos, fue acusado de llevar a cabo espectáculos mediáticos, como el de Florence Cazzes y el boliviano, Josmar.
Frente a ese y otros señalamientos como el haber removido a cuatro subsecretarios en Prevención, Vinculación y Derechos Humanos, no dijo nada; enmudeció. Y es que, se sabe, Genaro prefiere llamar a columnistas amigos para darles primicias y hacer circular sus puntos de vista sin objeciones. Mala práctica cuando el derecho a la información debe ser universal.
jamelendez44@gmail.com
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