EL PERIODISMO ENANO
Jorge Meléndez Preciado
A La
Jornada, por sus tres décadas
Bien lo dijo Gabriel
García Márquez, el periodismo es el mejor oficio del mundo. Ya lo había
señalado Ryszard Kapuscinski, ese trabajo no es para los cínicos. Igual está en sintonía el libro Günter Wallraff: El periodista indeseable (Anagrama), ya que ese profesional
desvelaba en el texto lo negativo de su entorno, incluso a un periódico muy notorio
y escandaloso: Bild.
Podríamos seguir
anotando a grandes que han investigado a los poderosos, aunque debemos por
ahora anotar que Marcela Turati recibió el premio latinoamericano de
periodismo, que lleva el nombre del Nobel colombiano. Y que las mujeres, en los últimos
años, han sido de lo más destacado: Sanjuana Martínez, Anabel Hernández, Elia
Baltazar y varias más. En todos esos
casos, la valentía se ha conjugado con la investigación en sus escritos, algo
importantísimo.
Viene a cuento esto
porque Carmen Aristegui dio a conocer, luego de verificar los hechos y darle
voz a los involucrados, que Servando Gómez La
Tuta- el émulo de Carlos Ahumada- le envió una grabación en la cual Eliseo
Caballero, corresponsal de Televisa en Michoacán durante ¡26 años!, y José Luis
Díaz, director de la agencia Esquema,
no sólo dialogan con el líder de Los Caballeros Templarios (organización
inexistente, según el procurador de esa entidad, Martín Godoy), sino que
incluso le dan una serie de consejos para que logre una mejor y más oportuna campaña de
información.
Entre las
orientaciones, en la que insisten, es
que colgara mantas, acción que han realizado una serie de cárteles, lo que les ha permitido reproducir sus amenazas,
sentencias y advertencias.
Otra de las
cuestiones que era importante para Caballero y Díaz es ser el contacto para que
varios reporteros, especialmente de otros países, tuvieran oportunidad
de entrevistarse con uno de los hombres, que según dicen las autoridades federales,
es de los más buscados, aunque pareciera
que no está en las cuevas a donde lo sitúan informadores oficiales, sino en edificios
sólidos y rodeado de sus asistentes.
Finalmente, al no
ser escuchados con atención por el criminal, aceptan unos billetes, piden una troca (camioneta) y seis mil dólares
para unas cámaras de televisión que
necesitan. Es decir, no se despiden con temor o rapidez, sino más bien tratando
de sacar ventaja de su encuentro.
Para nadie es un
secreto que el periodista debe ir a todos los frentes. Incluso con los malosos
que andan regados por el país y en
ocasiones aparentan ser hombre de empresa, algo que vemos hoy muy claramente en
Germán Larrea. Éste, últimamente, ha
sido atacado por muchos reporteros y medios debido a que se saltó las trancas y
ha roto acuerdos con importantes hombre
de dinero.
En estos días hemos
leído entrevistas de quienes se dicen periodistas y ante el ejecutivo no
cuestionan nada. Y es que estar en la cúspide impide ver para abajo. Algo que
lo plantea muy bien en El Sha (Anagrama)
el polaco Kapuscinski.
En el casi
soliloquio de La Tuta sabemos que la
compañera Denise Maerker anduvo por esos rumbos. Y también escuchamos los insultos que lanza Servando a Ciro Gómez
Leyva (dice que este es un “hijo de perra madre”), quien ha
comentado acerca de la organización que no se rinde o, seguramente, esté tan
enraizada en las esferas de poderes estatales
y nacionales, que es imposible erradicarla.
Surge, es cierto,
una pregunta entre otras: ¿Vale la pena difundir este material enviado por los
maleantes?
Sí
Ello si se
verifica su autenticidad, si se les permite a los
involucrados (básicamente los informadores) dar su versión y si es de interés
nacional y aporta datos para la situación que estamos viviendo.
En los tres casos,
vemos que no hay refutaciones, si acaso molestia de algunos.
Eliseo y José Luis, por cierto, dieron su punto de vista, contradictoria e
increíble; y la presencia y accionar de Servando Gómez nos demuestra que las
noticias oficiales acerca de lo que ocurre
en Michoacán son únicamente propaganda
momentánea.
Televisa, por cierto, despidió de inmediato a
Caballero. Mundo Fox se quejó que la entrevista realizada por su reportero, Rolando Nichols, se hizo sin saber que había acuerdos entre los
informadores mexicanos y La Tuta. Y
nos enteramos claramente de algo muy sabido, como una buena cantidad de lo que
se dicen periodistas son agentes de relaciones públicas, mandaderos de los “importantes” o negociantes que buscan impresionar
al público para adquirir notoriedad y ganar dinero por montones.
Por cierto, a una
buena cantidad de corresponsables les pagan menos de 100 pesos por nota
publicada, lo que impulsa a muchos de ellos a efectuar
otras tareas. Esto lo tienen que
corregir los llamados medios nacionales para
que sus reporteros sean realmente profesionales. Mientras hay otros de
nuestra profesión que se han vuelto millonarios en unos cuantos años (sic con
embute en la mano).